Cuando uno está solo parece haber
más tiempo. Hay tiempo para para divagar, para pensar, para hacer. Tiempo de
sembrar y de cosechar, como quien dice. Cuando uno está solo, los momentos son
más largos y entonces nos permitimos más análisis y más estudio. Cuando uno
está solo, puede tomarse ciertas licencias y darse ciertos gustos que la compañía
no vería con buenos ojos. Cuando uno está solo, sólo se necesita coincidir con
uno mismo. Se puede ser realmente quien uno es. Sin máscaras, sin caretas, sin
medias tintas.
Cuando uno está solo puede
cultivarse en las artes. Vivir mil vidas, soñar despierto. Cuando uno está solo
las opciones son infinitas y entonces el mundo le pertenece. Puede uno ser
eléctrico o parsimonioso y no recibir por ello ninguna crítica, reclamo o
pedido. Se puede ser obsesivo o desinteresado, o ambas al mismo tiempo. No hace
falta cercenarse de ningún modo.
Cuando uno está solo puede pensar
y escudriñar todo lo que ha hecho. Puede ver todos los errores. Puede llorar
por todo lo que ha perdido. Puede uno ser un árbol y morir de pie. Puede
consumirse en la tristeza, lentamente, como un fuego que se apaga. Un fuego que
lentamente deja de alumbrar y dar calor. Cuando uno está solo no se puede amar,
más que en silencio, y eso es morir. La felicidad solo es real si es
compartida.
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