martes, 16 de febrero de 2010

De muertes y apagones

¡Que los libros digan lo que quieran! (después de todo, para eso son libros, si no hubieran sido meros diarios, revistas o cuadernos. Pero ¡claro! Como no toleraban los cuestionamientos, prefirieron ponerse una tapa rimbombante y hacerse libros – a fin de cuentas son iguales a nosotros, que cuando nos cansamos de los cuestionamientos envejecemos. Todo el mundo sabe que las personas envejecen con el único objeto de ganar impunidad y la mayoría muere de puro ambiciosos.)

Cuestión que los libros pueden decir lo que quieran sobre Thomas Edison y su muerte. Los libros le inventarán cualquier fecha, pero usted y yo sabemos que Edison murió el 15 de febrero de 2010, dejando atrás a todo el barrio de Caballito sin luz por largas horas. Claro está, la energía eléctrica había decidido velarlo.

Pero quien sabe cómo o por qué tramoya del destino, habrá nacido esa madrugada en algún rincón otro Edison – o por lo menos un Tesla – porque tan repentinamente como se había ido, la luz volvió. Y volvió con tanta alegría que hizo una fiesta inigualable, quemando todas las computadoras y heladeras del barrio de Caballito.

Pero claro, todo esto no aparece en los libros. ¡No importa! Esta humilde hoja un día también se va a cansar de que no la escuchen, de las risotadas burlonas mientras la leen. Se va a cansar, le van a salir arrugas, se va a poner amarilla y se va a convertir en un viejo libro.

Y ahí, ese día, ella se va a reír y podrá decir todas las incoherencias que quiera, impunemente – como solo los libros y ancianos pueden hacerlo