Tengo que escribir. Tengo que
tener ideas geniales. Tengo que ser alguien. Tengo que triunfar. Tengo que
apurarme. Tengo que ganar. Tengo que vivir. Tiene que ser ya. Tiene que ser
pronto. Hay que comprar. Hay que disfrutar. Hay que reir. Hay que soñar y hay
que cumplir con lo soñado. Tengo que viajar y conocer. Tengo que tener.
Estaba tan apurado porque salga
algo que ni siquiera me ocupé de que fuera algo original (gracias que le puse
tildes). Repetí las fórmulas más viejas. Las del antitexto. Me metí en la
cuestión barata de describir lo que hacía con el escrito. Caí en las frases
cortas tipo metralleta. Hay que apurarse. Me sentí el conejo de Alicia. Me vi
llegando tarde a todo. Recorrí algunos lugares comunes y caminé sobre algunas frases
ya escritas. Las cité incidentalmente y alegaré que están ahí para ver si el
lector las encuentra. Si llego al estrellato de los estantes de las librerías,
los críticos literarios le marcaran a quienes no sepan, quien es Alicia o las
citas de soda stereo. Gracias totales.
¿Usted dice que esto ya está
visto? ¿Trainspotting, acaso? Puede que sí. Sin embargo, este texto no es una
crítica al sistema ni una apología de la muerte. Bah, no lo es siempre y cuando
los posibles futuros críticos no digan que lo es. Si lo dijeran, me convertiría
en un crítico del sistema. Eso mismo, debo ser lo que otros digan que soy.
Tendré lo que otros sugieran que tenga. Escribiré lo que otros quieran que
escriba. Triunfaré, si otros dicen que he triunfado. Vestiré como deba vestir y
soñaré aquello que me impongan soñar. Seré bueno. Amaré al prójimo. No mataré.
Beberé con moderación. Llamaré ya. Miraré atrás al bajar. Diré qué estoy
pensando. Reiniciaré el equipo. Aceptaré. Cancelaré. Firmaré ahí. No cambiaré
de canal. Haré fila ahí. Tiraré o empujaré, según corresponda. Actualizaré.
Finalizaré.
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